El puerto de Talcahuano fue una de las zonas más golpeadas por el tsunami en Chile
Autos navegaron y botes llegaron hasta las vías en sur de Chile
El puerto de Talcahuano fue una de las zonas más golpeadas por el tsunami en Chile. Además del fango, las calles quedaron adornadas con redes de pesca.
El orden de las cosas cambió en el puerto de Talcahuano tras el potente terremoto y posterior tsunami que devastó a Chile el sábado: los autos quedaron casi sumergidos en la costa y los botes de pesca estacionados frente a las casas, ante la desesperación de sus habitantes.
"Nadie ha venido, ni un bombero, ni un policía. No saben lo que nos ha pasado", dice Juan Placencia a la AFP, un habitante del poblado de Santa Clara de Talcahuano, cuya casa está invadida por el barro que dejó como estela el tsunami que asoló a este poblado tras el terremoto de 8,8 grados.
A 500 kilómetros al sur de Santiago, este puerto de Concepción conforma una de las zonas más devastadas por el sismo que dejó al menos 708 muertos, según un balance provisorio.
Juan y otros habitantes limpian sus casas con esmero, y repasan los minutos siguientes al terremoto que les salvó la vida.
"Después del terremoto, nosotros ya sabíamos lo que se venía. Así que fuimos al segundo piso para ponernos a salvo. Dos horas después, el mar se salió", cuenta Carmen Molina, mientras, ayudada por una escoba, intenta despejar el fango que entró a su casa.
Además del fango, las calles de Santa Clara lucen adornadas con redes de pesca de enormes boyas amarillas.
Varios autos se voltearon y algunos camiones quedaron enredados entre musgo y algas.
Todos intentan salvar lo poco que les queda.
Un hombre mayor de cabello rubio solloza, mientras levanta su frasco de shampoo. Toda la fachada de su vivienda cayó tras el sismo.
Como si se tratará de una radiografía, desde el frente pueden verse consecutivamente las divisiones de su casa: la sala, el dormitorio y el baño, que parece un pequeño pantano.
"Esto parece un escenario de guerra", dice un taxista, mientras cruza una calle principal, la única medianamente transitable.
A los lados, fardos de tela están desparramados por la calle.
La gente se agolpó temprano en almacenes y frigoríficos para llevarse la carne a manos llenas antes de que se dispusiera el ingreso del Ejército.
También algunos buques de la Marina de Chile fueron llevados por la corriente hasta muy cerca de la costa y sufrieron daños.
AFP
El puerto de Talcahuano fue una de las zonas más golpeadas por el tsunami en Chile. Además del fango, las calles quedaron adornadas con redes de pesca.
El orden de las cosas cambió en el puerto de Talcahuano tras el potente terremoto y posterior tsunami que devastó a Chile el sábado: los autos quedaron casi sumergidos en la costa y los botes de pesca estacionados frente a las casas, ante la desesperación de sus habitantes.
"Nadie ha venido, ni un bombero, ni un policía. No saben lo que nos ha pasado", dice Juan Placencia a la AFP, un habitante del poblado de Santa Clara de Talcahuano, cuya casa está invadida por el barro que dejó como estela el tsunami que asoló a este poblado tras el terremoto de 8,8 grados.
A 500 kilómetros al sur de Santiago, este puerto de Concepción conforma una de las zonas más devastadas por el sismo que dejó al menos 708 muertos, según un balance provisorio.
Juan y otros habitantes limpian sus casas con esmero, y repasan los minutos siguientes al terremoto que les salvó la vida.
"Después del terremoto, nosotros ya sabíamos lo que se venía. Así que fuimos al segundo piso para ponernos a salvo. Dos horas después, el mar se salió", cuenta Carmen Molina, mientras, ayudada por una escoba, intenta despejar el fango que entró a su casa.
Además del fango, las calles de Santa Clara lucen adornadas con redes de pesca de enormes boyas amarillas.
Varios autos se voltearon y algunos camiones quedaron enredados entre musgo y algas.
Todos intentan salvar lo poco que les queda.
Un hombre mayor de cabello rubio solloza, mientras levanta su frasco de shampoo. Toda la fachada de su vivienda cayó tras el sismo.
Como si se tratará de una radiografía, desde el frente pueden verse consecutivamente las divisiones de su casa: la sala, el dormitorio y el baño, que parece un pequeño pantano.
"Esto parece un escenario de guerra", dice un taxista, mientras cruza una calle principal, la única medianamente transitable.
A los lados, fardos de tela están desparramados por la calle.
La gente se agolpó temprano en almacenes y frigoríficos para llevarse la carne a manos llenas antes de que se dispusiera el ingreso del Ejército.
También algunos buques de la Marina de Chile fueron llevados por la corriente hasta muy cerca de la costa y sufrieron daños.
AFP
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